martes, 6 de diciembre de 2011

Guns n´ Roses

No recuerdo con exactitud la primera vez que un disco de ellos cayó en mis manos, pero sé que fue durante los años de colegio, en los que no era lo habitual escuchar grupos de ese estilo. Un amigo me prestó durante un tiempo (en el que el cd llegó a echar humo) el "Appetite For Destruction". Apoyado en el criterio musical de su padre, me cedió un disco con doce temas que me engancharon de una forma hipnótica durante largas escuchas. Y es que no era para menos. No es un disco cualquiera; es EL DISCO por excelencia de GNR.

En aquellos días de los noventa, no llegamos a ver la portada que tanto dio que hablar (el robot violador), sino la que apareció después (tatuaje de la cruz). Actualmente tengo el vinilo de la primera edición (comprado en Londres, por cierto, visitando al amigo que muchos años antes me lo había prestado). 

Primera portada. Cuadro del robot violador, de Robert William.

Segunda  portada. Tatuaje de la cruz de Bill White Jr. y Andy Engell. 
Quedan como temas para la posteridad Welcome to the Jungle y Sweet Child O'Mine, sin embargo, para mí, temas como It's so easy o Nightrain quedan grabados en ese disco que disfruté como se hacía antes: escuchándolo una y otra vez, exprimiendo hasta la última nota, el último golpe de bombo, memorizando letras en inglés, sin saber qué demonios querían decir.

Solo en Estados Unidos vendieron quince millones de copias, pasando a ser el disco debut más vendido de los ochenta y uno de los discos con un rincón reservado en mi fonoteca particular.

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